En el “imaginario del fútbol” del que habló César Farías alguna vez en una rueda de prensa, está claro que no todos opinamos igual que el entrenador rojiblanco en torno a cómo juega su equipo. Hasta el mismo Teófilo Gutiérrez cuando manifestó que Junior tiene “pintica” de campeón, y que le faltan algunas cosas para ser un gran equipo. Eso es obvio, pero a Farías si que le cuesta reconocer. Y más aún, cuando su “data bolivariana” le refleja todo lo contrario, una realidad que lo tiene montado en una nube cargada de mucho optimismo: tercero en la tabla de la liga, con 27 puntos. A cuatro unidades de alcanzar el primer objetivo, a falta de cuatro partidos para culminar la fase regular.
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Y cuando hablo de que a Farías le cuesta reconocer es porque en esas mismas ruedas de prensa, post partidos, en medio de la soberbia que lo caracteriza, sólo expresa lo bueno de su equipo. Sucedió en Pasto e Ibagué, tras los dos puntos alcanzados en la gira fuera de casa. Y más me sorprendió cuando dijo que algo debía tener su equipo por ser líder momentáneo de la liga, y que en la altura de Pasto era de valorar haber marcado tres goles, de menos a más en el partido. Pero mi querido profesor, a usted se le olvidó que a su equipo le metieron tres también, algo que no sucedía desde hace mucho rato en los enfrentamientos entre ambos clubes en el fútbol colombiano. Es decir, a Junior las balas de igual forma le entran. El tema es cómo y por qué. De eso, usted guarda silencio.
Pero como muchos periodistas no tragamos entero, usted se incomoda, profesor Farías, en las ruedas de prensa con las preguntas que le hacen, sobre vacíos en lo futbolístico de su equipo. Y luego hace unas comparaciones gastronómicas medio raras, que no van a lugar con lo que se está hablando. De por sí que por naturaleza propia, las comparaciones son odiosas, y usted salió con esa, que dejó a más de uno perplejo por su respuesta. Yo no creo que no tenga los suficientes argumentos futbolísticos para, en medio del respeto, controvertirle al colega de turno. Ya entendí porque dijo que usted va obligado a las ruedas de prensa tras finalizar los partidos. Vuelvo y le repito, su soberbia es de una magnitud tan brava, que no le permite reconocer sus errores. Pero bueno, si eso le sirve para mantenerse en los primeros lugares de la tabla, y le va a garantizar el título, bienvenido sea.
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La data de Junior marca una realidad muy clara. El onceno barranquilero está momentáneamente clasificado a las semifinales de la liga a falta de cuatro jornadas, como hacía rato no pasaba, y en los primeros lugares de la tabla, inclusive para pelear ese punto invisible por ser cabeza de grupo. Pero también cierto es que la realidad en lo futbolístico no es la excepcional. Sus vacíos tienen, línea por línea, y es algo inocultable. Todo el mundo Junior lo vé. Menos su técnico.