El vallenato es uno de los géneros más emblemáticos de Colombia, que tradicionalmente ha sido percibido como un espacio predominantemente masculino. Sus letras, interpretaciones y la figura del juglar han estado, en gran medida, asociadas a hombres, relegando a la mujer a roles secundarios o pasivos en las narraciones.
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A lo largo de su historia, y especialmente en las últimas décadas, la presencia femenina ha ido ganando terreno, no solo como musas inspiradoras, sino como compositoras, instrumentistas y vocalistas, desafiando las estructuras patriarcales y aportando nuevas perspectivas y sonoridades al género. Una de estas representantes que se ha ido ganando su espacio dentro de la escena vallenata es Karen Lizarazo, una voz proveniente del César que esta vez llegó a Publimetro para contar a detalle lo que ha sido más de una década en la música.
Al principio Karen se la luchó por encontrar un espacio, si bien, décadas atrás ya había surgido una voz poderosa, Patricia Teherán, era todo un reto volver abrir ese camino que con la partida de la artista se había vuelto a cerrar. “Al comienzo sí dudaban mucho de mí, de que pudiera hacer un buen show. Me gritaban cosas como: “¡Bájala, que cante un macho!” o “Esto es pa’ hombres, esa mujer no va a hacer que yo me tome un trago ni me suba en la silla con el poncho”. Incluso me decían que les devolviera la plata del cover porque no sabían que iba a cantar una mujer.” Esto le pasaría en múltiples ocasiones, pero el cambio llegaría y ahora esas personas que la abucheaban, la admiran y le piden fotos: “¡Lo logré! Los convencí de que las mujeres también hacemos vallenato muy bonito”.
Así mismo, Karen destaco que se siente completamente cómoda al compartir escenario con figuras masculinas, pues son muy amorosos con ella y cada vez que se los encuentra le aplauden su arduo trabajo: “Lo lindo es que los mismos hombres del vallenato son los que más aplauden que una mujer esté aquí. Me encanta.”
La representación femenina dentro del género ha implicado que las mujeres puedan encontrar un espacio más cercano dentro del vallenato, para Karen ser una de las representantes implica “Poder atrapar el dolor de tantas mujeres que necesitan hablar y desahogarse, pero muchas veces no tienen la valentía, se sienten pequeñas, no valoradas, o están sometidas en sus hogares, con problemas familiares, hijos, maltrato... Yo hablo de las mujeres porque las represento y hago música para eso, para representarlas bien”.
Una característica que es bastante recurrente en el vallenato, es interpretar todos los clásicos que son sumamente sentidos. El hecho de que haya varias mujeres dentro del campo, en primer lugar enriquece las narrativas del género, pero también logra transformar las canciones desde la sensibilidad y la experiencia femenina. “A la hora de cantar covers, si la canción original dice “mi reina linda”, yo no voy a decir “mi rey lindo”, prefiero decir “mi vida linda” para que lo pueda dedicar cualquier persona. Me pongo en esa tarea porque no tiene sentido cantar las letras tal cual si no me representan.”
Además, Karen reconoció que había un espacio huérfano que tenían las mujeres en cuanto a letra para dedicar: “La mayoría de las canciones eran interpretadas y compuestas por hombres, pensadas para cantarle a mujeres. Por eso, yo canalizo esa necesidad y transformo esas canciones para que una mujer pueda decir: “Ahora sí tengo la letra que quería para dedicar”. A eso me dedico, y en eso sigo trabajando: en darle voz a las historias femeninas dentro del vallenato.”
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La artista proveniente de Aguachica también recordó que fue la única mujer que le dio una serenata a Diomedes Díaz, momento que recuerda de forma especial: “Me dijo: “¿Tú estás segura de que no eres mi hija? Porque tienes algo de los Díaz, y estás muy bonita”. Yo me reí y le dije: “No, no creo que lo sea”. Posteriormente, el cacique la invitó a cantar en tarima con él y lamentablemente ese mismo año (2013) fallecería, por lo que Karen recordó que fue lo último que le dijo Díaz: “Un abrazo y un beso en nombre del folclor. Que Dios te bendiga, vas a ser muy grande”.
En esta ocasión la artista se encuentra de lanzamiento con su álbum ‘De Amor Nadie se Muere’, un trabajo compuesto por 12 canciones, el cual describe como su disco más personal hasta el momento. A través de una rica fusión de géneros, Karen da voz a millones de mujeres que han amado, sufrido, sanado y renacido. El disco recorre todas las etapas del amor: desde el enamoramiento y la ilusión hasta el dolor profundo, el desamor, y finalmente, el renacer a través del amor propio.
El álbum cuenta con una portada poderosa, creada por Brandy Olivares, quien logró reflejar la fuerza interior y la vulnerabilidad de Karen. La imagen muestra su rostro sereno, pero de él emerge una fiera, un puma que simboliza esa fuerza que brota del dolor. La carátula está llena de mensajes simbólicos y representa perfectamente la esencia del álbum.
Al hablar de las colaboraciones de este disco, Karen destacó que con Luis Alfonso buscó expresar su faceta popular, una influencia que ha estado presente en su vida desde niña. Con Elder Dayán, quiso recrear la energía de “Ganas locas”, apostando por un vallenato tropical que él nunca había grabado, lo que convirtió el proyecto en un reto que ambos disfrutaron. En el caso de Juanda Caribe, lo invitó a una canción jocosa y costeña (Un hombre limpio), con la cual género más de un disgusto, sobre todo en los pueblos de la costa por el mensaje que iba dirigido hacia los hombres.
Por lo que para Lizarazo estas fusiones musicales son claves para su crecimiento: “Claro que sí, para llegar a otros oídos hay que variar. Si a la gente le gusta la empanada de carne... bueno, a mí me gusta más la de pollo, ¡pero vamos con la de carne porque se vende más! Si la gente quiere vallenato fresco, se lo damos. Pero también está el vallenato, para quienes me dicen: “Karen, yo quiero puro vallenato”, ¡pues toma! Y si me piden popular, también.”Para finalizar, Karen también estuvo detrás de la composición de gran parte de su álbum, lo que para ella marca un antes y un después como artista.