Mensajes de WhatsApp, llamadas y publicaciones en redes sociales evidencian el comportamiento obsesivo que mantuvo Andrés Julián Mesa, expareja de Yesica Paola Chávez, poco antes de cometer el feminicidio que conmocionó a Bogotá. El crimen ocurrió el pasado 22 de abril, cuando el hombre, miembro activo de la Policía Nacional, ingresó vestido de civil al salón de belleza donde trabajaba la víctima y le disparó en repetidas ocasiones, antes de atentar contra su propia vida.
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En los días previos al asesinato, Yesica Paola, una joven estilista, había decidido poner fin a la relación con Mesa debido a los celos, la posesividad y la violencia que él ejercía sobre ella. La decisión, sin embargo, desató una reacción cada vez más hostil de parte del agresor, que continuó acosándola por redes sociales y mensajes, aun cuando llevaban cerca de 20 días separados.
El perturbador mensaje de WhatsApp que anticipó el feminicidio de Yesica Chávez en Bogotá
Según Martha Ávila, hermana de la víctima, horas antes del asesinato Mesa publicó estados de WhatsApp en los que aparecía consumiendo licor. En uno de esos estados escribió la palabra "Lucifer“, lo que ahora es interpretado por la familia como una señal premeditada del crimen. “Ese día hizo varias llamadas, incluso me escribió”, relató Ávila en el pódcast Conducta Delictiva, señalando que en la mañana del 22 de abril ella misma le pidió a Mesa que dejara de buscar a Yesica. Como tenían una hija en común, el único pedido fue que se limitara a cumplir con sus deberes de padre.
A pesar de los ruegos de la familia, el acoso no cesó. En la tarde de ese mismo día, Mesa volvió a comunicarse por WhatsApp con Yesica. De acuerdo con el relato de la familia, durante la conversación la joven le respondió: “Haz con tu vida lo que quieras, que yo haré lo mismo con la mía”. Minutos más tarde, se desató la tragedia.
“Ellos estaban discutiendo por WhatsApp. Ella ya no quería saber nada de él, pero él no lo aceptaba”, agregó la hermana, visiblemente afectada. La tensión aumentó a tal punto que, alrededor de las 7:30 de la noche, el hombre realizó una última llamada preguntando por su hija. Poco tiempo después, se dirigió al lugar de trabajo de Yesica, donde la asesinó con su arma de dotación.
La familia también confirmó que Yesica había solicitado una medida de aseguramiento en contra de Mesa ante la Fiscalía, por violencia intrafamiliar. Según Lina Marcela Chávez, otra hermana de la víctima, la joven no recibió la protección adecuada. “Tengo entendido que nunca le prestaron apoyo”, dijo al medio Citytv, denunciando la falta de respuesta por parte de las autoridades, incluso tratándose de un policía.
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El feminicidio ha provocado una ola de indignación en Colombia, especialmente por tratarse de un integrante activo de la fuerza pública que, pese a las señales claras de riesgo, mantuvo el acceso a su arma y no fue apartado de su cargo. Las autoridades han iniciado una investigación interna, pero las fallas institucionales ya son evidentes para la familia.
Este caso pone nuevamente sobre la mesa la urgencia de revisar los protocolos de atención a víctimas de violencia de género, así como el control y seguimiento a miembros de la fuerza pública denunciados por agresiones. El uso de las redes sociales y los mensajes de WhatsApp por parte del agresor, ahora parte del material probatorio, muestra cómo los feminicidios muchas veces son anunciados con antelación, sin que haya una reacción oportuna del sistema judicial.
Yesica Paola Chávez, madre, estilista y joven víctima de un ciclo de violencia, dejó una hija menor de edad y una familia que hoy clama por justicia y reparación.