José Damer Guerrero Ortiz, padre de la patrullera María Alejandra Guerrero Montiel, exige respuestas claras sobre las circunstancias que rodearon la muerte de su hija, ocurrida el pasado 28 de abril en un conjunto residencial del barrio Caribe Verde, en Barranquilla. El hombre, pensionado de la Policía Nacional, se trasladó desde La Guajira para realizar gestiones relacionadas con el caso, y compartió detalles del informe preliminar de Medicina Legal.
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“Tengo en mi poder el dictamen preliminar que indica que fue una muerte violenta. Presentó moretones en las muñecas y manos, una laceración en el brazo izquierdo y un orificio de entrada y salida que, al parecer, fue causado con un arma cortopunzante, lo cual no corresponde a una caída. Las autoridades deben investigar si hubo una agresión previa en el apartamento antes de que fuera lanzada al vacío”, manifestó Guerrero Ortiz al portal Zona Cero.
Padre de patrullera fallecida en Barranquilla exige justicia y denuncia posible feminicidio
Aunque se declara leal a la institución policial, expresó su inconformidad con quienes hoy manejan el caso. “No estoy decepcionado de la Institución, sino de las personas que están al frente, porque no han sido lo suficientemente activas. Solo hay dos personas involucradas, y sé que mi hija jamás pensó en quitarse la vida”, afirmó.
Al referirse a esas dos personas, Guerrero menciona a su hija y al subintendente Andrés Alfonso Castro Gómez, de la Regional 8 de la Policía, quien estaba con ella en el momento de los hechos.
“Quiero dejar claro que mi hija no se suicidó. No tenía ningún motivo para hacerlo, como lo quiere hacer ver la persona que estaba con ella. Dijo que se levantó sonámbula. Eso es falso. Ella nunca presentó ese comportamiento, ni siquiera en la Escuela, donde durmió durante un año en un camarote”, añadió el padre con firmeza.
Finalmente, Guerrero Ortiz fue enfático al afirmar: “Tengo claro que eso fue un feminicidio, no fue otra cosa. A mi hija la asesinaron en ese apartamento y luego la lanzaron”.
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María Alejandra Guerrero, de 22 años, era una joven con metas claras. “Desde pequeña quiso pertenecer a la Policía. Su ejemplo era su hermana, también uniformada. Siempre soñó con vestir el uniforme”, concluyó su padre con dolor.