Nuevas revelaciones surgieron en el caso del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien aún permanece hospitalizado tras el ataque armado perpetrado el pasado 7 de junio en el parque El Golfito, en la localidad de Fontibón, Bogotá. Según la Fiscalía, el hecho criminal no fue un acto aislado, sino la culminación de una operación que ya había sido intentada meses antes sin éxito.
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Durante las recientes audiencias, Cristian Camilo González Ardila, el sexto capturado por su presunta participación en el caso, confesó que el primer intento de homicidio se planeó para febrero de este año en la localidad de Engativá, en inmediaciones de la iglesia Minuto de Dios. El ataque iba a tener lugar durante un evento al aire libre, pero fue abortado por un factor inesperado: la lluvia.
“Ese día llovió, lo que obligó a la cancelación del evento... el discurso se trasladó a un centro comercial cercano”, relató González en su interrogatorio. Esa modificación de última hora, según el capturado, “habría protegido” al senador en aquella ocasión.
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González confesó amenazas y presión por parte de alias “el Costeño”
González fue vinculado a la estructura criminal por orden de Elder Arteaga, alias el Costeño o Chipi, señalado como coordinador del ataque. Su rol consistía en sacar del lugar al menor de edad que finalmente disparó contra Uribe. Según su testimonio, fue amenazado con violencia extrema en caso de hablar:
“Usted no sabe nada, donde hable le acabamos con el nido de la perra”, habría dicho el Costeño, según González.
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La mujer identificada como alias Gabriela, también detenida, corroboró la versión de que hubo un plan previo de atentado.
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El caso sigue escalando: posibles conexiones con disidencias armadas
La Fiscalía ha capturado a seis implicados hasta la fecha, de los cuales cuatro han aceptado colaborar con la justicia. Los únicos que se han negado a declarar son el Costeño y otro sujeto conocido como el Hermano. Además de Miguel Uribe, el plan también contemplaba el asesinato de Carlos Eduardo Mora, el conductor que entregó el arma al menor involucrado.
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Las autoridades trabajan ahora para identificar a los autores intelectuales del atentado. Una de las líneas de investigación más sólidas apunta hacia una posible relación con la Segunda Marquetalia, disidencia de las FARC liderada por Iván Márquez, que ha roto los diálogos de paz con el Gobierno.
Mientras tanto, Miguel Uribe continúa su recuperación en la Fundación Santa Fe, mientras se refuerza su esquema de seguridad. El caso sigue generando repercusiones políticas y judiciales a nivel nacional.